lunes, 3 de diciembre de 2007

TEROR TAMBIÉN ES MÚSICA

EUGENIO EGEA MOLINA

Teror siempre se ha conocido, y alabado, en muchas facetas, pero menos en algo que es cotidiano en el mismo:la Música.
En estas notas testimoniales dejamos constancia de algunos factores que han influido y han vinculado la Villa Mariana con lo musical. Nuestro breve discurrir recorrerá los últimos 30 años del siglo XX.


Teror, siempre ha sido, aparte de su belleza inigualable, por su vegetación como por su peculiar arquitectura, lugar en el que todos los grancanarios nos identificamos.
Centro mariano, donde se encuentra la Virgen del Pino, patrona de la Diócesis de Canarias, y de la canariedad. Lugar de celebración de una de las romerías más importantes de las Islas, y punto de encuentro de parrandas en estado puro.
Néstor Álamo lo dejó en sus coplas, y todos los canarios cantamos:
Ay, Teror, Teror/ ay Teror que lindo estás/ que bonita está la Virgen/ en lo alto de su altar…
La Villa, acogedora y entrañable, se caracteriza por la hospitalidad y generosidad de sus gentes: nadie es ni se siente forastero. Allí, puede disfrutarse plenamente sus bondades y encantos.
Sobre todo eso y más, plumas prestigiosas y autorizadas lo han glosado, como el mencionado Néstor, Francisco González Díaz o Miguel de Unamuno.
Pero la Villa es algo más que generosidad, belleza, apacibilidad… Su historia ha estado jalonada por el amor a la Música, en todas sus vertientes. Y es que Teror es un pueblo musical: Vivan las canciones de Teror, viva la alegría... (Isa a Candidito. Popular)
Banda de Música. Foto: Alexis Naranjo
Los pentagramas y corcheas han marcado a sus gentes y las han convertido en algo cosustancial a sus vidas: expresando, viviendo y compartiendo emociones, inquietudes, sentimientos… Han sido el centro de celebraciones, encuentros y festejos; y por supuesto, con todo lo relacionado con la Virgen del Pino.
En esto, han contribuido una veterana banda de música (constituida en 1869) y verdaderas sagas de músicos: Benítez, Vallejo, Suárez, Álvarez, Doñoro, González, Peña, Naranjo, Quintana, Dávila… Aunque la mayoría, no se ha dedicado profesionalmente ni ha recibido una formación académica; pero su agudeza, gusto, pericia y ganas han superado con creces la ausencia academicista, pues lo han realizado de manera autodidacta: oyendo y mirando (doble mérito). La música ha envuelto sus vidas desde su comienzo, en casa y en el pueblo.
Un revulsivo fue el investigador y folklorista Talio Noda –Maestro y Amigo-, cuyo primer destino como profesor fue la Villa, allá por los años 70. Allí, rompió muchos moldes e introdujo la asignatura de Música, cuando ésta no se encontraba en los currículos escolares. Música con mayúsculas, de todos los géneros y tipos; así como una introducción al solfeo. Además, transmitió su amor por la misma y por el folklore, animándonos a investigar coplas y costumbres, recuperando mucho que estaba abocado al olvido. Añadir, su incesante inquietud plasmada en la creación de un coro, donde muchos educaron sus voces y aprendieron tocar instrumentos. Lógicamente, todo ello extralimitaba su función de profesor, dedicándose por completo, durante muchos años, a una labor altruista y generosa. Personalmente, considero que se le debe un reconocimiento oficial por haber sembrado talento, inquietud y afición por la música y el folklore.
De ello, tomaron muy buena nota mis hermanos-amigos Peyo y Manolo Benítez que han desempeñado una encomiable actividad musical.
En los últimos tiempos, muchos terorenses se han formado en conservatorios superiores, hay músicos profesionales en coros, bandas, grupos y orquestas. Muchos otros, participan en grupos en sus ratos libres haciéndolo con calidad y perfeccionismo; también los hay que la promocionan gestionando actividades de este tipo.
La Banda de Música también ha sido una importante escuela y cantera. En 1982, Eusebio Bravo, inicia una ardua tarea recomponiendo y reorganizando una casi inexistente banda, luego como director y docente hasta la actualidad. El Ayuntamiento le ha reconocido merecidamente, nombrándole Hijo Adoptivo (1996).
Los Roneros, 1978. Foto del autor.
En estos años, Teror ha contado con una banda de música (en el presente con unos 40 jovenes componentes), varios grupos folklóricos (Los Chicharones, Los Roneros, La Parranda de Teror, Parranda del Barranquillo, Los Paperos, Los Cesteros, Rondalla de la 3ª edad…), la orquestas Chocolatina (música española de los 80), Impacto (bailes y verbenas) la Golosina (salsa, desde 1994 en activo)… Amén de los pocos Ranchos de Ánimas que perviven (de los que hablamos en otro lugar).
Un sitio destacado para dos agrupaciones folklóricas: Los Chicharones y Los Roneros, de las que son herederas las actuales.
Mención aparte, en los Carnavales de Las Palmas de Gran Canaria componentes de las distintas formaciones y músicos individuales de Teror, se reúnen desde hace más de 13 años y disfrazados de señoritas con uniforme azul marino de banda de música, amén de los respectivos instrumentos, dan unos conciertos "histriopresionantes" por la ciudad (Triana, Canteras, Mesa y López…), se trata de Las Niñas de la Banda. Espectáculo y diversión, garantizados.
Muchas de estas entidades mencionadas, se han constituido en asociaciones culturales, con lo que promueven y generan actividades que proyectan y promocionan la música; cumpliendo así un importante papel.
Desde 2001, se ha conseguido una anhelada Escuela de Música, con una formación oficial y reglada, que ha tomado el nombre de Candidito (Cándido Ortega), profesor y director por muchos años de la Banda de Música (1928-1956). Hay que subrayar que fue conseguida con mucho esfuerzo y tesón, pero que mantendrá, aumentará y mejorará esta vocación musical.
Con todo esto, este valioso patrimonio del pueblo queda garantizado, con una ingente camada de gente joven que como sus antecesores mantienen una vocación común.
No obstante, no puede dejarse de lado y ser constante, el apoyo institucional hacia las iniciativas que sigan manteniendo y mejorando la musicalidad de la villa de Teror.

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